Por ejemplo, los nuevos modelos de desarrollo de políticas han tratado de ir más allá arreglándoselas como han podido (a medida que iban surgiendo necesidades o problemas), tomando decisiones a nivel racional-económico (objetivos materiales) y satisfaciendo (haciendo lo que se puede dentro de las limitaciones políticas y presupuestarias), argumentando fundamentalmente que dichas
estrategias no resultan de utilidad durante los periodos de cambios rápidos y crisis dramáticas.
Lo de arreglárselas como uno pueda, en concreto, no resulta de utilidad en los momentos turbulentos dado que el cambio de políticas incrementales no ayuda a la organización o nación en cuestión a transformarse para cumplir las nuevas y drásticas condiciones.
El modelo racional económico resulta de utilidad a la hora de fijar y alcanzar objetivos, pero no tiene en cuenta los esfuerzos extrarracionales. Depende demasiado de una serie de factores cuantitativos: se reafirma en los intereses propios de por sí y los intereses propios nacionales (equilibrio de poderes). La satisfacción, aunque aventaja a la implementación, no se pregunta si vale la pena realizar el trabajo.
El interés por encontrar diferentes maneras de incluir la posibilidad de un cambio discontinuo, de pronosticar las
tendencias antes de que surjan, ha tenido una progresión natural en la evolución de las ciencias políticas. Los estudios futurológicos encajan sin problemas en el esfuerzo por encontrar mejores formas de gobierno y negocio para incorporar lo desconocido a la toma de decisiones.
Mientras que los investigadores de políticas prefieren una investigación del futuro a más corto plazo, inmediatamente ventajosa para la organización y enmarcada dentro del lenguaje de la organización, por lo general, la investigación futurológica suele estar menos preocupada por predecir el futuro y más por tratar de prever novedosas formas de organizar la manera de tomar decisiones y las personas que reúnen los requisitos para participar en dichas decisiones. Para ello, pide a los participantes que traten de visualizar su mundo organizativo ideal y, a continuación, les ayuda a crear
estrategias para comprender ese mundo.
Además, desde una perspectiva crítica, sugerir que el encargado de formular las políticas debe tener claras las declaraciones de políticas para el futuro resulta, en cierto modo, simplemente banal. Las instituciones crean un lenguaje oscuro porque dicho lenguaje sirve a unos intereses concretos. En realidad es el análisis de esos intereses (y los mecanismos que se han empleado para buscar y mantener el poder) lo que se convierte en el vehículo para investigar qué imágenes del futuro son posibles y cuáles tienen posibilidad de hacerse realidad.
En este sentido, la forma de mejorar las políticas o hacer que estén más orientadas al futuro, sin investigar los intereses políticos que se anteponen algunas de ellas, resulta igualmente banal. Las organizaciones permanecen centradas en el presente como burócratas y otras quedan al servicio de la estructura actual. Los intentos de crear nuevos futuros pueden socavar las estructuras de poder actuales. Los administradores coinciden en tener en cuenta el futuro solamente para conseguir nuevas alianzas políticas o para modernizarse (obtener financiación o prestigio), pero casi nunca para realizar cambios estructurales o de conciencia.
Por lo tanto, implicarse en
Los Estudios del Futuro exige como mínimo plantearse una serie de consideraciones teóricas en cuanto a la naturaleza de lo auténtico y lo verdadero. En este sentido, resulta de utilidad concebir el proceso de elaboración de políticas,
planeación y futuro como si se compusiera de cuatro dimensiones o tipos: predictiva, interpretativa, crítica y de aprendizaje activo.
La Epistemología de la Futurología
En la dimensión predictiva, se asume que el lenguaje es neutral, es decir, que no participa de la constitución de lo auténtico. El lenguaje describe simplemente la realidad como si se tratase de una tinta invisible entre la teoría y los datos. La predicción da por sentado que el universo es determinista, o sea que se puede conocer el futuro. En general, esta visión privilegia a los expertos (planificadores y analistas de políticas, así como a los futurólogos que se dedican a hacer predicciones), economistas y astrólogos. El futuro se convierte en un emplazamiento de especialización y un lugar que colonizar.
Por lo general, el discurso estratégico suele darse con mayor asiduidad en este marco con información valorada debido a que proporciona un plazo de entrega y una gama de respuestas para tratar al enemigo (una nación o corporación de la competencia). La técnica que más se usa es la predicción lineal. Los
Escenarios de Futuro se utilizan más como desviaciones secundarias de la norma que como visiones del mundo alternativas.
En la dimensión interpretativa, el objetivo no es la predicción, sino la comprensión. La verdad se considera relativa, y el lenguaje y la cultura están estrechamente vinculados para crear lo auténtico. Mediante la comparación, procediendo a examinar distintas imágenes nacionales, de género o étnicas del futuro, conseguimos conocer la condición humana.
Este tipo de
Estudios del Futuro es menos técnico y en ellos la mitología es tan importante como las matemáticas. La misión central del enfoque epistemológico es aprender de cada modelo, esto en el ámbito de la búsqueda de teorías o fundamentos universales que puedan garantizar los valores humanos básicos.
Aunque las visiones suelen ocupar un lugar central en esta dimensión interpretativa, el papel de las estructuras también es importante, ya sea la clase, el género u otras categorías de relaciones sociales. La
planeación y el análisis de políticas casi nunca practican una forma cultural interpretativa de determinación de objetivos o análisis del impacto.
En su dimensión crítica,
Los Estudios del Futuro, más que tratar de predecir o comparar, lo que pretenden es problematizar las unidades de análisis para indefinir el futuro. Por ejemplo, de lo que se trata no es de hacer predicciones de población, sino de averiguar la manera en la que la categoría de población se ha valorizado en la dissertación, por ejemplo, nos podríamos preguntar ¿por qué población, en lugar de comunidad, ciudadanía o gente?
El papel desempeñado por el Estado y otras formas de poder a la hora de crear discursos autorizados es fundamental para comprender la manera en que un futuro en concreto se ha convertido en hegemónico. Los estudios críticos del futuro afirman que el presente es frágil, simplemente la victoria de un argumento concreto, una forma de pensar, sobre otro. El objetivo de la investigación crítica es perturbar las relaciones de poder actuales problematizando nuestras categorías y evocando otros lugares, otros
Escenarios de Futuro.
Los estudios críticos del futuro están inspirados en el postestructuralismo y tienen por tarea convertir lo universal en particular, demostrar que ha sucedido por motivos de fragilidad política, simplemente la victoria de una posición sobre otra, no un universal platónico. Para lograrlo, se necesitan genealogías discursivas que intenten mostrar las discontinuidades en la historia de cualquier idea, formación social o valor. Mediante la genealogía y la deconstrucción, el futuro que antaño parecía inmutable se muestra ahora como uno de tantos. Como tal se puede sustituir por otras concepciones.
A continuación, la deconstrucción se convierte en un método para sacar de la maleta un texto (definido ampliamente) y mostrar los fundamentos narrativos que habitan en él. La deconstrucción va más allá del relativismo, al preguntarse cuál es el precio de una posición ideológica o teoríca en concreto. ¿Qué futuro hemos establecido? ¿Qué futuro hemos silenciado?
Históricamente la genealogía rastrea la manera en que un discurso concreto se ha convertido en dominante a costa de otras narrativas. La forma y el tipo de futuro (instrumental frente a emancipador, por ejemplo) suele variar en cada tipo de concepción.
Tan importante como la genealogía y la deconstrucción es el concepto del “distanciamiento”. El distanciamiento diferencia el desinterés del empirismo de la reciprocidad de la investigación interpretativa.
El distanciamiento aporta el vínculo teórico existente entre el pensamiento postestructural y
Los Estudios del Futuro. Los
Escenarios de Futuro no se convierten en predicciones, sino en imágenes de lo posible que critican el presente, convirtiendo el presente en algo notable y posibilitando de esta manera la aparición de otros futuros. El distanciamiento también puede conseguirse mediante utopías, dado que estas actúan como lugares “perfectos”, “no existentes” o lejanos, es decir espacios alternativos.
Lo ideal sería que se intentaran utilizar los tres tipos de
Estudios del Futuro. Por ejemplo, si se hace una predicción de población, debería plantearse la manera en la que distintas civilizaciones enfocan la cuestión de la población. Por último, se debería deconstruir la idea de la población en sí misma, procediendo a definirla, por ejemplo, no solo como un problema ecológico del tercer mundo, sino relacionándola también con los patrones de consumo del primer mundo.
A continuación, deberá contextualizarse la investigación empírica dentro de la ciencia de las civilizaciones de la cual emerge y, posteriormente, deconstruirse históricamente para mostrar lo que un enfoque concreto no capta o silencia.
En la cuarta dimensión, el aprendizaje activo participativo, la clave es desarrollar estimaciones de futuro probables, posibles y preferidas basándose en las categorías de los grupos de interés. El futuro se construye mediante una profunda participación.
Las categorías empleadas no se otorgan a priori, sino más bien se desarrollan a modo de práctica cooperativa. De este modo, el futuro pasa a ser de aquellos que tienen intereses en él. Además, no existe ninguna predicción o visión perfecta, ya que el futuro se replantea y cuestiona constantemente.
En el primer tipo de
Estudios del Futuro (en el que mejor se mueven los planificadores y analistas de políticas), por lo general se emplean técnicas como la regresión lineal, la regresión múltiple, el análisis de factores y la econometría. Todas ellas asumen que el futuro se basa en la linealidad del pasado, además de que se puede conocer el mundo empírico y que el universo es esencialmente estable, con una realidad fundamentalmente perceptible.
Sin embargo, dado que los eventos específicos pueden acabar con una predicción, los futurólogos empiristas han reinventado el
método Delphi de predicción experta de eventos. El sondeo del
método Delphi se lleva a cabo en muchas rondas para así obtener consenso, y se realiza anónimamente para reducir el impacto de cualquier formador de opinión concreto. Más recientemente, por medio del crowdsourcing, el
método Delphi ha dado un giro aún más radical, convirtiéndose no en oráculo del gurú experto (futurólogo, economista, científico), sino en una representación de la perspectiva más actualizada del usuario. Mientras que en el
método Delphi y otros sistemas similares el conocimiento jerárquico resulta fundamental (uno o varios expertos en diálogo anónimo) en los nuevos sistemas entre pares la información del futuro se deriva de la sabiduría de muchos, según afirman Michael Bauwens, Elina Hiltunen (2011) y José Ramos (2012). Asimismo, la sabiduría de muchos no solo se deriva de medios racionales, sino que, tal como sugiere Stuart Candy (2010), también se deriva de la inmanencia directa, donde un posible escenario del futuro (una ecotopía) se representa en un espacio público.
Los Seis Pilares proporcionan una teoría de pensamiento futurológico vinculada a métodos y herramientas, y desarrollada a través de la praxis. Los pilares son los siguientes:
planeación, anticipación, temporización, profundización, creación de alternativas y transformación.
Los seis pilares de Inayatullah
Los Estudios del Futuro suelen ser criticados, y con toda la razón, por carecer de un marco conceptual, de un proceso
Prospectivo. No obstante, en la última década se ha desarrollado una serie de marcos que incorporan una sólida teoría y práctica. Entre estos se incluye el marco del proceso
Prospectivo genérico de Voros (2003) y el enfoque de los Seis Pilares, que se deriva de la escuela Manoa de Dator (Dator 1979).
Los Seis Pilares proporcionan una teoría de pensamiento futurológico vinculada a métodos y herramientas, y desarrollada a través de la praxis. Los pilares son los siguientes:
planeación, anticipación, temporización, profundización, creación de alternativas y transformación. Estos pilares pueden usarse a nivel teórico o en talleres de
Estudios del Futuro. En un taller, se pueden usar en sentido secuencial lineal, es decir, desde la
planeación (empleando el triángulo de futuros) hasta la transformación (mediante el pronóstico y la retrospectiva) o bien ser utilizados por el director del taller al seleccionar un pilar concreto en el que centrarse.
Planeación
En este primer pilar, se planifica el pasado, el presente y el futuro. Al planificar el tiempo, nos queda más claro de dónde venimos y a dónde vamos. Estas herramientas resultan cruciales.
El método de la “historia compartida” consiste en hacer que los asistentes a un taller de
Estudios del Futuro anoten las principales
tendencias y eventos que nos han llevado hasta el presente. A continuación, se traza una línea temporal histórica hasta el presente.
El método de la “historia compartida” pregunta: ¿cuáles son las continuidades y discontinuidades de nuestra historia? Esta herramienta de apertura establece un marco desde el que desplazarnos al futuro. En un entorno de investigación, la historia de la cuestión se articula a través de marcos empíricos (evidencias históricas) o interpretativos de referencia (los significados que los individuos aportan a las evidencias).
El triángulo de futuros determina las visiones actuales del futuro a través de tres dimensiones. La imagen del futuro hace avanzar a una organización. Cada organización o institución tiene imágenes opuestas del futuro.
A nivel macroglobal, aunque existen muchas imágenes del futuro, hay cinco arquetípicas, que se detallan a continuación:
- Evolución y progreso: más tecnología, el hombre como centro del mundo y la creencia en la racionalidad;
- Colapso: se tiene la idea de que el hombre ha alcanzado sus límites, de hecho los ha rebasado: desigualdad mundial, fundamentalismo, tribalismo, holocausto nuclear, desastres climáticos: todo apunta a un empeoramiento del futuro;
- Gaia: el mundo es un jardín y las culturas son sus flores, necesitamos tecnologías sociales para reparar el daño que nos hemos hecho a nosotros mismos, a los demás y a la naturaleza, y lo más importante es ser cada vez más inclusivos. El siguiente salto en la evolución se basa en la colaboración entre los hombres y las mujeres, los humanos y la naturaleza, y los humanos y la tecnología;
- Globalización: las barreras entre naciones y culturas se pueden eliminar si logramos un sistema de mercado libre. La tecnología y el libre movimiento de capital nos pueden hacer ricos a todos. Los tradicionalismos y dogmas constituyen las barreras que nos impiden alcanzar un nuevo mundo, y
- Regreso al futuro: necesitamos volver a una época más sencilla, donde la jerarquía era más clara, cuando la tecnología era menos perjudicial, cuando las normas de la jerarquía estaban claras. El cambio es abrumador: hemos pedido el rumbo y debemos retomarlo.
Junto a las imágenes, están también los empujones del presente, que son los impulsores cuantitativos y las
tendencias que están cambiando el futuro: los obvios son el envejecimiento de la población, la penetración del internet móvil, el cambio climático y la cantidad de mujeres que cursan estudios de nivel superior.
Pero también hay contrapuntos. Se trata de las barreras al cambio que deseamos ver. Cada imagen tiene diferentes contrapuntos. El contrapunto a las personas que imaginan un mundo globalizado serían los nacionalistas y los proteccionistas. El contrapunto a la imagen gaiana (Lovelock 2006) lo constituye el predominio de la jerarquía (masculina, imperial o del conocimiento).
Al analizar la interacción de estas tres fuerzas, el triángulo de futuros nos ayuda a desarrollar un futuro verosímil. A continuación, las
estrategias se pueden articular en función de las necesidades: haciendo mayor hincapié en el empuje del futuro, el peso del pasado o el empuje del presente.
Anticipación
El segundo pilar del pensamiento futurológico es la Anticipación, que tiene como método principal el análisis de problemáticas emergentes (Molitor 2003). Lo que pretende el análisis de problemáticas emergentes es identificar las regiones líderes donde se inician las innovaciones sociales. También trata de identificar las problemáticas antes de que se vuelvan rígidas y caras, y, por supuesto, de buscar nuevas posibilidades y oportunidades.
Entre las problemáticas emergentes se incluyen elementos perturbadores como, por ejemplo:
- ¿tendrán pronto los robots derechos legales?,
- ¿se incluirá la meditación en todos los planes de estudio de las escuelas?,
- ¿desarrollaremos farmacias en nuestros cuerpos?,
- ¿nos ayudarán los inodoros inteligentes a realizar un diagnóstico precoz?,
- ¿redefinirá el movimiento de las ciudades lentas un mundo disponible las 24 horas del día?,
- ¿nos ayudarán los robots de software inteligentes (eco, salud) a crear personas, casas, comunidades y negocios más eficientes desde una perspectiva energética y sanitaria?,
- ¿comer carne será ilegal a largo plazo y se verá a corto plazo como un tipo de abuso infantil?
Aunque solucionar las problemáticas emergentes conlleva un pequeño rédito político (esto es, los votantes no recompensarán al líder en cuestión por resolver los problemas del mañana), sí que puede ayudar a reducir al mínimo los daños. De hecho, ayuda a los individuos y organizaciones a responder con mucha más celeridad a los retos emergentes.
Temporización del futuro
El tercer pilar lo constituye la Temporización del futuro, que consiste en la búsqueda de los patrones de cambio, las fases y los mecanismos de cambio a largo plazo. Los macrohistoriadores (Galtung y Inayatullah 1997) plantean que hay una serie de patrones esenciales para entender la configuración del tiempo:
El futuro es lineal, por etapas y con progreso por delante. Si trabajamos duro, haremos realidad el buen futuro. Algunos de los escritores fundacionales de este enfoque son Auguste Comte (1875) y Herbert Spencer (1973).
El futuro es cíclico: presenta altibajos. Aquellos que están en lo más alto algún día se encontrarán en lo más bajo. Al encontrarse en lo alto, no son capaces de adaptarse y ajustarse a medida que el mundo va cambiando. Su éxito se basaba en el dominio de las condiciones del ayer. Pocos se atreven a reinventar sus historias centrales. Los escritores fundacionales de este enfoque son Ssu-Ma Chien (Watson 1958), Ibn Khaldun (1967) y Oswald Spengler (1972).
Relacionado con el ciclo se encuentra el enfoque del péndulo, desarrollado por Pitirim Sorokin (1957). Según dicho enfoque, las naciones y las organizaciones tienen tendencia a oscilar entre los extremos de dos polos (centralización o descentralización, modernidad y religión, o normas civiles y militares). El hecho de saber si nos encontramos en los límites del péndulo nos permite mejorar la eficacia de nuestra
estrategia, ayudándonos a decidir cómo y dónde actuar.
El futuro es una espiral: unas partes son lineales y están basadas en el progreso, y otras partes son cíclicas. Con un
liderazgo valiente y
Prospectivo se puede crear una espiral positiva. Se han cuestionado los dogmas del pasado, pero no se ha renegado del pasado, sino que más bien este se encuentra integrado en una marcha hacia un futuro mejor. El pensador fundamental de este enfoque es P. R. Sarkar (1987).
Los nuevos futuros suelen estar impulsados frecuentemente por una minoría creativa que desafía la noción de un futuro usado. En lugar de imitar lo que hace todo el mundo, ellos se decantan por la innovación, ya sea social, política, cultural, espiritual o tecnológica.
Lo que hacen estos agentes del cambio es imaginar un futuro distinto e inspirar a otros para que trabajen en esa dirección. Cuando no existe esa minoría creativa, en lugar de sistemas sostenibles lo que aparece son imperios y Estados cada vez más grandes. El poder y la burocracia siguen siendo indiscutibles, el carisma se vuelve rutinario y las ganas de algo diferente, algo que pueda responder mejor a las necesidades humanas, se dispersan. El tamaño o el crecimiento asumen el poder. El desarrollo interior y exterior desaparece. La obra de Arnold Toynbee (1972) y, en cierta medida, la de Vilfredo Pareto (1968), constituyen la base de este enfoque.
La historia humana también presenta una serie de periodos “bisagra” en los que las acciones de unos pocos pueden influir de manera espectacular. Es sobre todo en estos periodos donde las antiguas formas de comportamiento dejan de ser útiles: lo que antes tenía éxito deja de funcionar. Es muy probable que ahora mismo nos encontremos en esta fase. Este enfoque suele ser el adoptado por la mayoría de futurólogos transformacionales (Alvin Toffler, Oliver Markley, Duane Elgin, P. R. Sarkar, Riane Eisler, Ervin László, Hazel Henderson, James Dator, James Robertson y otros muchos teóricos comparten esta visión).
A nivel mesoinstitucional, hay tres posturas opuestas en cuanto a la naturaleza del cambio institucional. En primer lugar, el cambio verdadero viene de los que viven en las instituciones. No se trata de cambiar el mundo externo, sino más bien de cambiar nuestra forma de ver el mundo (reconocimiento, gratitud, búsqueda de aspectos positivos en cada situación), en el ahora (Tolle 2003) o de una profunda meditación interior que conduzca al cambio necesario de conciencia (Sarkar 1987). Una vez que nos volvamos diferentes, cambiará la naturaleza de la realidad.
En segundo lugar, el cambio verdadero no es un cambio de conciencia, sino institucional, modificando las leyes que rigen la sociedad, las normas y regulaciones. Impuestos, legislación e incentivos para liderar el cambio social, tal como atestigua el caso de Singapur.
En tercer lugar, el cambio verdadero se deriva de las nuevas tecnologías, dado que estas cambian nuestra forma de hacer las cosas. Tal y como exponía Marshall McLuhan, creamos tecnología y posteriormente ella nos crea a nosotros (1962).
Por ejemplo, creamos internet y ahora define nuestra forma de trabajar (flexible pero las 24 horas durante los siete días de la semana), nuestra forma de jugar e incluso nuestra forma de encontrar pareja. La tecnología crea nuevas economías y las tensiones aparecen cuando la sociedad se queda rezagada, cuando las relaciones de poder no cambian.
A nivel mesorganizativo, Jenny Brice, ex miembro de Fuji Xerox, y Patricia Kelly aportan unas teorías del cambio de gran utilidad. Empleando el virus a modo de analogía del cambio social, defienden que el objetivo no es transformar toda la organización, sino simplemente encontrar a los campeones, que suelen representar el 10 % del personal de la organización.
En esta búsqueda, resulta esencial no perder el enfoque luchando con los que se resisten al cambio, que también suelen representar un 10 %. Más bien, son puestos en cuarentena con transparencia. Los primeros en adoptar el cambio representan alrededor del 40 % y necesitan ser respaldados (con incentivos y dándoles mayor importancia), mientras que el restante 40 % tiende a ser espectadores que no muestran demasiada preocupación por la dinámica organizativa mientras tengan cubiertas sus necesidades básicas.
Por último, está la microtemporización o biografía del cambio. Hay dos cuestiones a tener en cuenta a este respecto. Por un lado, el pensamiento futurológico varía dependiendo de la fase de la vida en la que uno se encuentre. Por ejemplo, es probable que el futuro de un adolescente se oriente más a corto plazo (debido al desarrollo del cerebro) que el de un adulto. La vulnerabilidad tiene más posibilidades de influir en los mayores que en los adultos jóvenes.
Por otra parte, tenemos la microhistoria que enmarca las fases de la vida. En este caso, la cuestión orientadora es la manera en la que cada uno ve las fases de la vida: la estructura tradicional de nacimiento-estudio-trabajo (un trabajo)-jubilación-muerte o una interpretación alternativa como, por ejemplo, estudio-trabajo (carreras profesionales múltiples o polifacéticas), orientación, vida espiritual, muerte y, posteriormente, renacimiento consciente o inconsciente.
Por supuesto, hay otros muchos patrones posibles, incluido el de los transhumanistas que ven las fases de la vida como nacimiento-estudio-trabajo-jubilación y luego una vida inagotable gracias a la prolongación tecnológica de la vida. Por tanto, esta biografía de la vida es la estructura inconsciente que esta detrás de nuestra manera de imaginar nuestro ciclo de vida. Lo que está en cuestión es lo siguiente: conforme el mundo cambia radicalmente (aumentando la esperanza de vida y dirigiéndonos hacia un futuro gris), ¿seguirá siendo válida esta biografía clásica o será necesario crear nuevos patrones de vida?
De esta manera, la temporización del futuro se centra en hacer un uso acertado de los macropatrones, mesopatrones y micropatrones de cambio para mejorar la influencia en la realidad social.
Profundización en el futuro
El cuarto pilar consiste en profundizar en el futuro. Hay un método fundacional: el análisis causal estratificado (Inayatullah 1998; 2004). El Análisis Causal Estratificado (CLA, en sus siglas en inglés) trata de desentrañar el futuro y profundizar en él.
Este método tiene cuatro dimensiones:
- La primera es la letanía o el futuro cotidiano: los datos, los titulares comúnmente aceptados sobre la forma en que las cosas son o deberían ser. Las soluciones a los problemas a este nivel suelen orientarse a corto plazo.
- La segunda dimensión es más profunda, centrada en las causas sociales, económicas y políticas de la problemática: lo sistémico.
- La tercera dimensión es la cultura o visión del mundo, que consiste en la visión de conjunto, el paradigma que informa de que lo que pensamos es real o no, las lentes cognitivas que empleamos para comprender y determinar el mundo.
- La cuarta dimensión es el mito o la metáfora: la narrativa. Las metáforas suelen ser el vehículo de los mitos.
Los niveles más visibles son el 1 y el 2, mientras que el 3 y el 4 son niveles más amplios y profundos, además de ser más difíciles de identificar. Las personas ajenas a la institución u organización son mucho más eficientes a la hora de discernir estos niveles de realidad.
Si pensamos en la asistencia sanitaria, sabemos que hay un índice elevado de errores médicos que ocasionan lesiones graves o incluso la muerte.
En el nivel uno, la solución sería impartir más formación a los profesionales sanitarios, en especial a los médicos, ya que los responsables de elaborar las políticas se suelen centrar en la gente.
En el nivel 2, trataríamos de buscar las causas que han motivado dichos errores. ¿Es por la falta de comunicación entre los profesionales sanitarios? ¿El estado del hospital? ¿Su diseño? ¿Falta de conocimiento de las nuevas tecnologías? ¿Un diagnóstico incorrecto? ¿Medicamentos mal prescritos?
Las soluciones sistémicas pretenden intervenir mejorando la eficacia e inteligencia del sistema, garantizando que todas las partes del sistema se encuentran perfectamente conectadas. Se rediseñan los hospitales para mejorar la seguridad, sobre todo para una sociedad que envejece (por ejemplo, reduciendo al mínimo los
riesgos de caídas).
Pero si pasamos a un nivel de mayor profundidad y de visión del mundo, vemos que el problema puede, de hecho, ser el paradigma de la medicina occidental en sí misma: su reduccionismo, su concentración en la técnica y el rechazo de sus potenciales más moderados y holísticos.
El doctor continúa muy por encima, el enfermero por debajo y el paciente aún más por debajo. La jerarquía del conocimiento es el problema de raíz a este nivel. El mero hecho de establecer una mayor formación para los profesionales sanitarios o sistemas más eficaces ignora el poder.
La solución sería dar poder de decisión a los pacientes (escucharles desde su perspectiva interpretativa, sus visiones de la curación y el futuro), o cambiar de sistema sanitario (por ejemplo, los sistemas sanitarios gratuitos). No cabe duda de que la salud alternativa es el yo repudiado de la medicina moderna. Muchos investigadores están integrando estos polos opuestos, combinando la medicina moderna y antigua para obtener mejores resultados.
En el nivel del mito, el problema más profundo es la idea de que “el médico lo sabe todo”. Los pacientes renuncian a su poder cuando ven a los expertos médicos: es acceder al sistema hospitalario y los pacientes inmediatamente experimentan una regresión a sus “yoes” infantiles. Los doctores recurren a “yoes” expertos y, con unas burocracias deshumanizadas que garantizan el enfoque centrado en la eficiencia, los errores se siguen produciendo.
El CLA pretende integrar estos cuatro niveles de entendimiento. Cada nivel es verdadero (a su nivel), internamente coherente y es necesario encontrar soluciones a cada nivel. Las intervenciones de la letanía conducen a soluciones a corto plazo, fáciles de captar, llenas de datos.
Las respuestas sistémicas exigen las intervenciones de expertos en eficiencia. Se suelen producir políticas gubernamentales vinculadas a asociaciones con el sector privado. El cambio de la visión del mundo es mucho más difícil y a largo plazo, exigiendo la búsqueda de soluciones desde fuera del marco donde se ha definido la solución.
Y las soluciones del mito precisan de intervenciones más profundas, al igual que toda nueva historia necesita ser contada, reconfigurando el cerebro y construyendo nuevas memorias para el individuo y la colectividad.
El CLA nos pide que trascendamos los marcos convencionales de las problemáticas. No obstante, no privilegia ningún nivel concreto. Por ejemplo, con respecto a la crisis financiera mundial (Inayatullah 2010), uno puede interpretarla estrictamente como una crisis hipotecaria o bancaria, o de una forma más amplia como la decadencia de Occidente y el surgimiento de Chindia, o incluso de una forma todavía más amplia como el final de la era industrial y la necesidad de una economía global respetuosa con el medio ambiente.
Cada interpretación tiene sus propias metáforas y mitos. Si el enfoque es el de la crisis hipotecaria, entonces la solución sería pasar del “Compro, luego existo” al “Vivo dentro de mis posibilidades”. De tratarse de un cambio geopolítico, entonces habría que pasar de los “límites de Occidente” al “surgimiento pacífico de Asia” (Bajpai 2012: 12-37; Inayatullah 2012). Y si realmente se tratara de un cambio fundacional, la percepción cambiaría de “crecimiento y progreso siempre” a “Gaia”: subiendo y bajando capas, y desplazándonos horizontalmente por narrativas y visiones del mundo, incrementando así la riqueza del análisis.
Por lo tanto, el CLA conduce a la profundidad. Por ejemplo, en cuanto al mantenimiento del orden, conlleva pasar de la letanía de más policía para resolver los delitos y problemas de seguridad, al cambio sistémico en el que las ciudades y comunidades rediseñan su seguridad (mediante iluminación, mantenimiento del orden en las comunidades, cámaras de videovigilancia) y, posteriormente, a los cambios de la visión del mundo (Inayatullah 2012, IEET).
A nivel de la visión del mundo, la estructura militar jerárquica de mantenimiento del orden se transforma en una estructura en la que la seguridad está coproducida con múltiples grupos de interés (ciudadanos, comunidades, empresas de seguridad privadas) pasando de una jerarquía de exclusión a unas culturas de inclusión más uniformes. Por último, para que cualquier cambio realizado tenga éxito, debe cuestionarse el discurso central de la “delgada línea azul”, en donde la policía es especial y todo lo sabe.
El mantenimiento del orden en la comunidad o las
estrategias de seguridad más amplias no lograrán tener éxito a no ser que un nuevo argumento determine quién es la policía. Sin cambios en la narrativa y la visión del mundo, la concentración exclusiva en la letanía y el sistema creará una realidad donde “la cultura se desayuna la
estrategia”.
El CLA también puede aplicarse al yo. Como ya han hecho participantes de todo el mundo, uno podría optar por investigar la letanía del yo (la manera de representar mi yo a los demás), el sistema del yo (¿hay un solo yo, un triple yo del ello, el ego y el superego, o bien una multiplicidad de yoes en busca de una gestalt?), la visión del mundo dominante en cuanto a la manera de organización de la mente: una democracia, una dictadura o un caos, y, por último, cuáles serían las metáforas centrales de la mente. ¿Mi mente es como una lista de tareas? ¿Una carretera con el ego de conductor? ¿Se trata de un ecosistema fluvial con muchos afluentes? El proceso del CLA empieza con el yo como tal, pasa a múltiples yoes y a continuación cuestiona la historia central (historias) del yo y trata de transformarlo (o transformarlos) (Stone 1993).
Después de profundizar en el futuro, podemos ampliarlo utilizando el quinto pilar.
Creación de alternativas
El quinto pilar se centra en los métodos que podemos usar para crear futuros alternativos. El método más importante en este pilar es la
planeación de
Escenarios de Futuro. Al igual que todo proyecto futurológico necesita haber participado en el triángulo de futuros (una exploración medioambiental), el análisis de problemáticas emergentes (aquello con posibilidades de trastocar el mapa) y el CLA (en qué consisten los discursos divergentes) también deben incluir futuros alternativos. Los
Escenarios de Futuro son la herramienta por excelencia de
Los Estudios del Futuro, caracterizándose por abrir el presente, moldear el margen de incertidumbre, reducir el riesgo, ofrecer alternativas, crear unas mentalidades organizativas más flexibles y, todavía mejor, hacer predicciones.
Existen múltiples métodos de escenario. El primero es el de la variable múltiple, que se deriva del triángulo de futuros y del análisis de problemáticas emergentes. Basándose en las imágenes o los impulsores de las problemáticas emergentes, se crea una gama de
Escenarios de Futuro o historias e imágenes del futuro. Partiendo de un taller sobre los futuros de la salud en línea (e-health) en Bangladés (Inayatullah y Shah 2011) basado en los impulsores de la proliferación de la tecnología móvil, los cambios demográficos (más gente joven), el papel tradicional de las mujeres y el microcrédito, el aumento de los costes del envejecimiento y los elevados costes de los hospitales, se derivaron cuatro futuros: el “Salto cualitativo”, el “Coche de salud en línea”, la “Nube 2025” y el “Copago 2025”.
En primer lugar, encontramos el “Salto cualitativo”. “En 2025, el uso inteligente de la tecnología mediante dispositivos diagnósticos de bajo coste como las aplicaciones médicas y los biosensores da lugar a una dramática transformación de la asistencia sanitaria. El sistema sanitario tradicional (occidental moderno) da un salto cualitativo. Los individuos de Bangladés tienen acceso a unas tecnologías interactivas económicas. La infraestructura de la salud en línea se desarrolla de manera ascendente. El Ministerio de Sanidad facilita los estándares y otras normas que garanticen la integración e interoperabilidad” (ibid.: 15).
En el segundo escenario, el del “Coche de salud en línea”, continuando con la metáfora del áfico, los Sistemas de Información del Ministerio de Sanidad empujan con éxito a Bangladés hacia este futuro. Aunque todos los grupos de interés son importantes, en esta metáfora el propietario es el gobierno y el copiloto es todo el sistema de asistencia sanitaria, aunque el impulsor es el ministerio. Se desarrollan soluciones individuales y a medida para pacientes de zonas rurales y urbanas.
En el tercer futuro, el de la “Nube 2025”, la informática en la nube proporciona información sanitaria y aplicaciones diagnósticas desde cualquier lugar a todo el mundo. La “nube” es un espacio público. Sin embargo, a efectos administrativos, la salud se organiza en upazilas o subdistritos (actualmente hay quinientos en Bangladés). La red sanitaria de la nube empieza a través del seguimiento del nacimiento de cada niño de Bangladés. Una vez inscritos los nacimientos, se puede hacer un seguimiento y un control de sus ciclos de vida sanitarios, y mejorar el ámbito sanitario de las fases del ciclo vital.
En el cuarto futuro, el “Copago 2025”, la cuestión principal es el modo de pago de los sistemas futuros y su viabilidad financiera. Este futuro está centralizado, con individuos que reciben incentivos financieros para permanecer sanos por medio de desembolsos públicos. De este modo, la prevención a modo de visión del mundo se vuelve un asunto principal.
Los donantes y agencias de seguros, junto con el gobierno y los profesionales sanitarios desempeñan un papel fundamental en este futuro. La información no fluye en un solo sentido, es decir educando sanitariamente a los ciudadanos, sino que lo hace en ambos sentidos por medio de los incentivos financieros y las nuevas tecnologías móviles. Los ciudadanos usan los nuevos dispositivos digitales o trabajan con asistentes sanitarios locales para mejorar su propia comprensión de sus futuros sanitarios personales a medida. Como ciudadanos adquieren más poder, mientras que los costes sanitarios tienen probabilidad de disminuir.
A pesar de la similitud considerable entre los
Escenarios de Futuro, el nivel de autoridad del Ministerio de Sanidad resulta decisivo. La segunda diferencia se encuentra en el nivel de tecnología: ¿es la nube o son las tabletas menos integradas las que están proporcionando información a los médicos de la ciudad principal?
El segundo método de
Escenarios de Futuro (el de la doble variable) identifica las dos incertidumbres principales y plantea alternativas en función de ellas. Este método, entre otros, ha sido desarrollado por Johan Galtung (1998, véase también el sitio Web www.transcend.org).
En el estudio de caso de la salud en línea de Bangladés, se utilizó para determinar las principales incertidumbres. Los dos impulsores elegidos para este método fueron la “estructura de sistemas” y la “política”. Los extremos de la “estructura de sistemas” se clasificaron como “centralizada” (gestionada por el gobierno central) y “descentralizada” (gestionada por varios grupos de interés), mientras que los de la política se clasificaron como “política hostil”, entendida como resistente a la movilización participativa, y potenciación y “viabilidad o disponibilidad para el cambio”, entendidos como el fomento de la participación y el compromiso.
Se crearon los siguientes cuatro
Escenarios de Futuro: 1) gestionado por el ministerio, apropiado por los políticos; 2) gestionado por el ministerio, aunque los proyectos tuvieron éxito por no haber interferencia política; 3) la salud en línea de los grupos de interés del
mercado y múltiples saboteadas por el favoritismo (léase, corrupción), y 4) grupos de interés del
mercado y múltiples que tienen éxito gracias a la innovación tecnológica y social de los participantes. El gobierno desempeña principalmente la función de determinar los estándares.
En este proyecto, los
Escenarios de Futuro desarrollados en el método de variables múltiples se sometieron a ensayo mediante el método de doble variable.
El método de doble variable resulta excelente para desarrollar
estrategias. No obstante, es un método crucial para debatir las variables esenciales. Su punto débil es que no desarrolla ningún escenario atípico.
Crecimiento constante: donde se mejoran las condiciones actuales: más productos, más carreteras, más tecnología y una mayor población. El incremento del crecimiento se considera la solución a cualquier problema.
Colapso: este futuro se deriva de los fallos del “Crecimiento constante”. Las contradicciones son demasiado grandes: entre la economía y la naturaleza, entre los hombres y las mujeres, entre la economía especulativa y la real, entre los enfoques religioso, secular y posmoderno, y entre la tecnología y la cultura.
Estado estable: este futuro pretende atraer el crecimiento y encontrar un equilibrio en la economía y con la naturaleza. Se trata de una sociedad equilibrada, más moderada y justa. La comunidad resulta decisiva en este tipo de futuro. El Estado estable supone un regreso tanto a la naturaleza como al pasado. Aquí lo primero son los valores humanos. El problema en este caso suele ser el crecimiento ilimitado (ciudades, población en expansión y tecnología).
Transformación: este futuro pretende cambiar las suposiciones básicas de los otros tres tipos de futuro. La transformación ocurre bien a través de un cambio tecnológico drástico (por ejemplo, la inteligencia artificial elimina la burocracia y muchas formas de gobierno, la genética modifica la naturaleza de la naturaleza) o un cambio espiritual (los humanos cambian su conciencia por medio de la experiencia de la trascendencia profunda).
Este enfoque es fácil de utilizar, ya que se incluyen todas las suposiciones del futuro: uno solo tiene que rellenar los datos del escenario de la nación, institución u organización en cuestión.
Desarrollado por Peter Schwartz (1995, 1996) de la empresa Global Business Network, el cuarto modelo de
Escenarios de Futuro se centra en las cuestiones organizativas. La estructura del escenario se compone de cuatro variables: el mejor de los casos (a lo que aspira la organización), el peor de los casos (aquel en el que todo sale mal); valor atípico (un futuro inesperado basado en una problemática emergente perturbadora) y negocio típico (sin cambios). Lo mejor es emplear este modelo al trabajar en una organización concreta con una cultura compartida.
En un taller impartido recientemente para una universidad malaya, el escenario del negocio típico supuso una financiación por parte del gobierno con un programa desarrollado por los profesores. En el peor de los casos, debido a la globalización, la universidad se vuelve irrelevante y cierra. En el mejor de los casos, la universidad se convierte en la universidad técnica preferida, el MIT de la nación, con la participación de comunidad, industria, profesores universitarios, el personal y los alumnos como grupos de interés. En el escenario atípico, la universidad deja de ser gestionada gubernamental y académicamente, para pasar a ser más a la carta, gestionada por los alumnos.
La quinta técnica de escenario presenta cuatro dimensiones: la preferida (el mundo que deseamos), la repudiada (el mundo que rechazamos o somos incapaces de negociar), la integrada (donde lo poseído y lo repudiado están unidos de un modo complejo) y, por último, lo atípico (el futuro fuera de estas categorías).
Continuando con el ejemplo de la universidad malaya anteriormente mencionado, la dimensión preferida sería la integración de universidad e industria, que es vista por muchos como “el Camino a seguir”. La dimensión integrada sería el individuo y la competencia, o los “Caminos separados”. La dimensión integrada sería “Nuestro camino”, donde uno más uno son tres. La industria y la universidad son interdependientes, y mediante esa necesidad mutua crean un nuevo camino. En el escenario atípico, se produce un colapso económico, a medida que todo el mundo pasa al modo de supervivencia. En este caso, nos encontraríamos ante “Ningún camino” (véase la tabla 2).
Transformación del futuro
El último pilar es el de la Transformación. Aquí hay tres métodos cruciales: 1) pronóstico; 2) retrospectiva, y 3) método Transcend para resolver los conflictos que puedan aparecer entre visiones. En la transformación, el futuro se restringe a lo preferido. ¿Cuál es el futuro deseado por los individuos? ¿Cuál es el futuro deseado por las organizaciones, ciudades y naciones?
Las visiones y el pronóstico resultan fundamentales en este ámbito. Las visiones funcionan arrastrando a las personas. Apor tan a los individuos y grupos una sensación de lo posible. Además inspiran la nobleza que cada persona oculta en su interior pidiendo a los individuos que sacrifiquen el corto plazo por el largo plazo, por el bien común. Por último, ayudan a equiparar los objetivos individuales con los objetivos institucionales. Como defiende Fred Polak en su obra The Image of the Future (1973), una organización, nación o civilización que no tenga una visión persuasiva del futuro y la convicción de que la acción es posible, acabará por decaer.
Para desarrollar una visión disponemos de tres métodos: analíticamente mediante
Escenarios de Futuro, recurriendo al cuestionamiento y a través de la visualización creativa.
En el proceso mediante
Escenarios de Futuro, el futuro preferido constituye el mejor de los casos. En el proceso de cuestionamiento, se interroga a los individuos en cuanto a la naturaleza del día preferido en su vida del futuro. Se les podría preguntar: ¿qué ocurre después de levantarte?, ¿cómo sería tu casa?, ¿qué tipo de tecnologías utilizas?, ¿con quién vives?, ¿qué diseño tiene tu casa?, ¿qué tipos de materiales de construcción se han empleado?, ¿tienes algún trabajo?, ¿qué tal tu trabajo?, ¿qué comes? Este tipo de preguntas fuerza a los individuos a pensar más detalladamente en el mundo en el que les gustaría vivir.
El futuro preferido también puede discernirse a través de un proceso de visualización creativa. En dicho proceso, se pide a los individuos que cierren los ojos y adopten una aptitud tranquila. Partiendo de aquí, los individuos darán pasos mentalmente en dirección a un seto o pared (la cantidad de pasos dependerá de la cantidad de años que deseen avanzar en el futuro). El futuro preferido se encontraría encima del seto.
Los individuos caminan hacia ese futuro. El mediador les pide detalles del tipo: ¿quién está allí?, ¿cómo se presenta el futuro?, ¿qué puedes ver, oler, oír, tocar y saborear? Este ejercicio articula el futuro desde el lado derecho del cerebro (que es más visual) permitiéndonos acceder al inconsciente.
A continuación, se triangulan los tres métodos de pronóstico (el escenario analítico, el cuestionamiento y la visualización creativa) para desarrollar una visión más completa del futuro.
Retrospectiva
A continuación se puede realizar una retrospectiva de la visión. La retrospectiva, desarrollada por Elise Boulding (Boulding y Boulding 1995), funciona trasladando a los individuos al futuro deseado, o a cualquier escenario en particular como, por ejemplo, el peor de los casos.
A continuación, decidimos preguntar, en el caso del futuro deseado, ¿qué ocurrió en los últimos veinte años para llegar a la situación actual? ¿Qué
tendencias y eventos originaron el presente actual? La retrospectiva lo que hace es rellenar el espacio que queda entre el hoy (el futuro) y el pasado. El hecho de hacerlo así, hace que el futuro resulte mucho más alcanzable. A continuación, se pueden determinar las medidas necesarias para alcanzar el futuro deseado.
Esto puede hacerse por medio de un plan o adoptando medidas de aprendizaje activo, donde el proceso de experimentación empieza a crear el futuro deseado. Esto puede ser una
estrategias de transición presupuestada o una reconversión de envergadura.
La retrospectiva también se puede utilizar para evitar el escenario del peor de los casos. Una vez desarrolladas las medidas que conducen al escenario del peor de los casos, se pueden determinar las
estrategias para evitar ese escenario.
Conflicto entre visiones
¿Qué ocurre cuando surge un conflicto entre diferentes visiones del futuro? El método Transcend de Johan Galtung (1998) (figura 3) supone una excelente forma de avanzar (véase www.transcend.org). Este método no se centra en el compromiso, o aún peor, en la retirada, sino en buscar soluciones beneficiosas para todas las partes.
Para ello, es necesario explicar detalladamente todos los asuntos que se han cuestionado en las dos visiones. Posteriormente, y a través de un proceso de lluvia de ideas en el que se creen alternativas, pueden surgir nuevas formas de integrar las visiones. En un estudio de caso de una ciudad, un grupo de interés apostaba por una ciudad sostenible y ecológica, mientras que otro grupo defendía una ciudad mucho más moderna, internacional y sofisticada.
Por medio del método Transcend, los defensores de la ecología comprendieron que su modelo de ciudad resultaría aburrido. De este modo, se dieron cuenta de que la visión sofisticada era una forma de recuperar ese aspecto renegado de sus personalidades, pero también que la dimensión moderna de la ciudad podría ayudarles a innovar.
Los modernos comprendieron que sin tener la sostenibilidad como principio orientador no se produciría ningún avance para nadie: cada uno de los aspectos de la visión necesitaba de los demás. Partiendo de este método, se articuló una visión más integradora a partir de la cual se podrían desarrollar las
estrategias.
Cuestionando el Futuro
El proceso de los Seis Pilares también puede reducirse a varias preguntas simples que se detallan a continuación. Estas preguntas constituyen un método en sí mismas: una forma de cuestionar el futuro. Pueden utilizarse para ayudar tanto a los individuos como a las organizaciones a emprender la transformación.
- ¿Cuál es el historial de la cuestión? ¿Qué eventos y tendencias han creado el presente?
- ¿Cuáles son sus pronósticos del futuro? De continuar las tendencias actuales, ¿cómo será el futuro?
- ¿Cuáles son los supuestos ocultos del futuro pronosticado por usted? ¿Hay algo que se dé por sentado (en cuanto a género, naturaleza, tecnología o cultura)?
- ¿Qué alternativas habría al futuro pronosticado o temido por usted? De cambiar algunos de sus supuestos, ¿qué alternativas surgirían?
- ¿Cómo es su futuro deseado?
- ¿Cómo ha llegado hasta aquí? ¿Que medidas adoptó para comprender el presente?
- ¿Existe alguna descripción de apoyo o historia? De no ser así, establezca una metáfora o relato que pueda ofrecer apoyo cognitivo y emotivo para comprender el futuro deseado.
Para concluir, los estudios futurológicos, así como la investigación futurológica, además de tener que ver con pronosticar, interpretar y criticar el futuro, también se preocupan por crear no sólo la posibilidad, sino la realidad de mundos alternativos, futuros alternativos. A través de los métodos estructurados, aparecen nuevas visiones y
estrategias. El enfoque de los Seis Pilares proporciona un marco conceptual y metodológico para este viaje.
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