El principio de parsimonia: prioriza las explicaciones más sencillas de entre todas las posibles

La imagen muestra dos diagramas circulares con diferentes colores. El primer diagrama tiene muchos círculos pequeños con diferentes tonos de azul, verde, rojo y amarillo. El segundo diagrama tiene solo cuatro círculos grandes con los mismos colores básicos. La imagen representa cómo el principio de parsimonia simplifica las explicaciones reduciendo las categorías innecesarias



En esta entrada:

Conoce el principio de parsimonia y su simple pero gran capacidad como guía para la definición de soluciones elegantes y efectivas. El principio de parsimonia, también conocido como la navaja de Ockham, es un principio filosófico que afirma que la explicación más simple para un fenómeno es generalmente la correcta. Este es un principio que se aplica en muchos campos del conocimiento, desde la filosofía hasta la ciencia, y que nos ayuda a elegir la explicación más simple y plausible de un fenómeno o un problema. ¿Quieres saber más? 

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Este post hace parte del tema Gestión del Conocimiento.

Principio de parsimonia: prioriza las explicación más sencilla entre todas las  demás posibles

En un mundo cada vez más complejo y abarrotado de información, hay un antiguo y poderoso principio que brilla con una claridad asombrosa: el principio de parsimonia. Este principio, que podría resumirse en la famosa cita de Guillermo de Ockham "entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem" (no debemos multiplicar las entidades sin necesidad), nos invita a abrazar la simplicidad como guía para entender, resolver problemas y tomar decisiones. Vamos a adentrarnos en esta filosofía y descubrir cómo se ha convertido en una herramienta esencial en campos tan diversos como la ciencia, el diseño y la economía.

¿Qué es el principio de parsimonia?

¿Qué es el principio de parsimonia?

El principio de parsimonia, el cual se puede resumir en esta frase: “En igualdad de condiciones, la explicación más simple suele ser la más probable”, es decir, por lo general la explicación más sencilla suele ser la correcta, ha sido útil a la ciencia en muchos campos, aplicándose de diferentes maneras para analizar y categorizar diversos fenómenos con base a su sencillez.

Esto significa que, cuando tenemos varias hipótesis o teorías que compiten para explicar algo, debemos preferir la que tenga menos supuestos, entidades o factores innecesarios. Así, evitamos complicarnos la vida con explicaciones demasiado complejas o extravagantes, que pueden ser falsas o difíciles de comprobar.  

El principio de parsimonia no es una regla infalible ni una verdad absoluta. Es más bien una guía o una heurística que nos orienta hacia la solución más sencilla y suficiente, pero no necesariamente la verdadera. A veces, la realidad puede ser más compleja de lo que parece, y la opción más simple puede ser errónea o incompleta. Por eso, el principio de parsimonia debe usarse con cautela y sentido crítico, y siempre contrastar las hipótesis con las evidencias disponibles.

¿Objeciones al principio de parsimonia?

Como se indicó en el título de esta entrada, el principio de parsimonia prioriza la explicación más sencilla entre todas las demás posibles, por lo cual frecuentemente se utiliza para optar por la descripción más sencilla de los procesos subyacentes a una tarea; sin embargo, la falta de criterios objetivos sobre el por qué de un fenómeno o elemento de estudio es más sencillo que otro, puede llevar a que dicho uso sea intuitivo y, consecuentemente, sesgado.

Si la definición de sencillez no está definida explícita y conscientemente, lo que se terminará por hacer es una conclusión más basada en la conjetura que en la evidencia y ampliamente susceptible a los precedentes conocimientos y sesgos, voluntarios o no, de cada investigador que hace uso del principio de parsimonia, tornandolo así en arbitrario. Infortunadamente, esto terminará por incidir en las conclusiones y, lo que es más peligroso, generar sesgos posteriores en los lectores menos críticos, que acepten dicha conclusión únicamente sustentados según la autoridad del investigador.

Ahora bien, para que el principio de parsimonia sea útil para las ciencias no es necesario alcanzar una convención universal sobre "qué es lo más sencillo", aunque siempre es recomendable que cada investigador que a su vez recurra al principio de parsimonia, defina y justifique sus criterios, lo cual permitirá la revisión y el análisis crítico de sus conclusiones por parte de sus lectores.

Sin embargo, mantener la utilidad del principio de parsimonia como herramienta científica requiere de definir parámetros para jerarquizar el nivel de sencillez de un proceso a otro, abandonando definitivamente una cierta tendencia a suponer que algo es más sencillo por ser más fácilmente manejable y mensurable, particularmente cuando no se apela a la sencillez de los procesos estudiados sino a nuestra propia capacidad para diseñar experimentos eficaces para estudiarlos.

¿Cuál es el origen del principio de parsimonia?

El principio de parsimonia: la navaja de Ockham

El principio de parsimonia es un principio filosófico que afirma que la explicación más simple para un fenómeno es generalmente la correcta. Este principio también se conoce como la navaja de Ockham, en honor al filósofo inglés Guillermo de Ockham (1285-1347).

En estricto sentido, Guillermo de Ockham no formuló explícitamente el principio de parsimonia como lo conocemos hoy, sino que lo aplicó en sus argumentos. Fue posteriormente cuando otros autores lo sintetizaron y le dieron el nombre de navaja de Ockham, por analogía con el instrumento que se usa para cortar o rasurar lo superfluo. El término navaja se popularizó en el siglo XVII, aunque ya antes se usaban expresiones similares como “la regla de Ockham” o “el canon de Ockham”.

El principio de parsimonia tiene raíces profundas en la filosofía y la ciencia antigua, pero fue Guillermo de Ockham, un filósofo y teólogo del siglo XIV, quien lo formalizó y popularizó. En esencia, aboga por preferir la explicación más simple cuando se enfrenta a múltiples opciones igualmente válidas. Esto se traduce en la búsqueda de la solución con el menor número de suposiciones, elementos o pasos, lo que a menudo conduce a respuestas más elegantes y eficientes.

Ockham creía que las explicaciones complejas deben evitarse siempre que sea posible, y que las explicaciones simples deben preferirse. Este principio se basa en la idea de que la naturaleza es simple y ordenada, y que las explicaciones complejas son a menudo innecesarias y a veces incluso incorrectas.

El principio de parsimonia se atribuye al fraile franciscano, filósofo y lógico escolástico Guillermo de Ockham, debido a que lo utilizó en sus obras para defender el nominalismo frente al realismo. El nominalismo es una corriente filosófica que sostiene que los conceptos universales (como el bien, la belleza o la justicia) son sólo nombres que usamos para referirnos a cosas particulares, y no tienen una existencia real independiente de ellas. El realismo, en cambio, afirma que los conceptos universales son entidades reales que existen más allá de las cosas particulares.

Guillermo de Ockham criticó al realismo por multiplicar las entidades sin necesidad, y por basarse en supuestos abstractos e indemostrables. En cambio, él defendió que sólo debemos admitir la existencia de aquello que podemos percibir directamente con los sentidos o inferir lógicamente a partir de ellos. Así, simplificó la metafísica y la teología de su época, y se opuso a las especulaciones racionales que no tenían fundamento empírico.

Características Fundamentales del Principio de Parsimonia

Las características fudamentales del principio de parsimonia son:

Simplicidad como Guía

El principio de parsimonia impulsa a buscar la solución más simple y directa antes de considerar alternativas más complejas. Esta simplicidad no solo simplifica la comprensión, sino que también evita el exceso de información innecesaria.

Eficiencia Cognitiva

En un mundo inundado de datos, la mente humana busca la eficiencia cognitiva. La parsimonia reduce la carga mental al ofrecer soluciones claras y concisas que son más fáciles de asimilar y aplicar.

Elegancia y Claridad

La simplicidad a menudo se traduce en elegancia. Las soluciones más simples son limpias y claras, permitiendo una comunicación más efectiva y una comprensión más rápida.

Aplicaciones en Diversas Profesiones

El principio de parsimonia se extiende mucho más allá de la filosofía, donde profesionales en diversas disciplinas del conocimiento humano encuentran su utilidad, siendo utilizado en una variedad de campos, tanto en las ciencias naturales como en las sociales y humanas incluyendo la ciencia, la filosofía y la investigación. A continuación, algunos ejemplos.

Filosofía

El principio de parsimonia se utiliza para evaluar diferentes teorías. Por ejemplo, la teoría de la relatividad general de Einstein es más compleja que la teoría de la gravedad de Newton, pero también es más precisa. El principio de parsimonia nos dice que la teoría de la relatividad general es más probable que sea correcta, porque es la explicación más simple consistente con los datos.

Ciencias

En las ciencias, este principio se utiliza para descartar explicaciones complejas para fenómenos que pueden explicarse de manera más simple, de tal manera que la parsimonia guía la construcción de teorías. Por ejemplo, el principio de parsimonia se utiliza en la metodología cladística para construir árboles filogenéticos que representan las relaciones evolutivas entre especies; la teoría de la evolución de Darwin explica la diversidad de la vida en la Tierra de una manera simple y elegante, en contraste con las explicaciones más complejas que fueron propuestas anteriormente.

Investigación

El principio de parsimonia se utiliza para seleccionar entre diferentes hipótesis. Por ejemplo, un investigador puede proponer varias hipótesis para explicar un fenómeno. El principio de parsimonia nos dice que la hipótesis más simple es más probable que sea correcta, a menos que haya evidencia que la contradiga.

Diseño

Los diseñadores buscan soluciones que sean funcionales y atractivas. La parsimonia en el diseño se traduce en interfaces simples y agradables que mejoran la experiencia del usuario.

Economía

En economía, el principio de parsimonia se aplica en el análisis de costos y beneficios. Se busca la solución que maximice el beneficio con el menor costo posible.

Biología

El principio de parsimonia se usa para reconstruir las relaciones evolutivas entre las especies mediante el análisis del ADN o de los rasgos morfológicos. Se asume que el árbol filogenético más simple es el más probable, es decir, el que implica menos cambios evolutivos.

Física

El principio de parsimonia se refleja en el principio de mínima acción, que afirma que los sistemas físicos siguen el camino más eficiente para pasar de un estado a otro. Por ejemplo, la luz sigue el camino más corto entre dos puntos, y los planetas describen órbitas elípticas alrededor del sol.

Química

El principio de parsimonia se manifiesta en la ley de Hess, que establece que la variación de energía en una reacción química es igual a la suma de las variaciones de energía en las reacciones elementales que la componen. Así, se simplifica el cálculo de la energía involucrada en una reacción compleja.

Psicología

El principio de parsimonia se aplica para explicar el comportamiento humano o animal mediante los procesos cognitivos o emocionales más simples posibles. Por ejemplo, se prefiere la hipótesis de que una persona actúa por motivos racionales o emocionales, antes que por motivos inconscientes o esotéricos.

Medicina

El principio de parsimonia se emplea para diagnosticar una enfermedad o un síndrome a partir de los síntomas observados. Se supone que la causa más común y simple es la más probable, y se descartan las causas más raras y complejas, a menos que haya evidencias que las apoyen.

¿Cómo se aplica el principio de parsimonia?

El principio de parsimonia se aplica siguiendo estos pasos:

  1. Problema: Identificar el problema o el fenómeno que se quiere explicar.

  2. Hipótesis: Formular varias hipótesis o teorías que puedan dar cuenta del problema o del fenómeno.

  3. Comparación: Comparar las hipótesis o teorías entre sí, y evaluar su grado de simplicidad y de plausibilidad.

  4. Elección: Elegir la hipótesis o teoría más simple y plausible, y descartar las demás, a menos que haya razones para mantenerlas.

  5. Contraste: Contrastar la hipótesis o teoría elegida con las evidencias disponibles, y verificar si se ajusta a los hechos o si necesita ser modificada o rechazada.

Un ejemplo de aplicación del principio de parsimonia es el siguiente:

1. Problema: 

¿Por qué un coche no arranca?

2. Hipótesis:

A) La batería está descargada.
B) El motor está averiado.
C) El coche está embrujado.

3. Comparación: 

La hipótesis A es la más simple y plausible, ya que implica una sola causa común y fácil de comprobar. La hipótesis B es más compleja y menos probable, ya que implica una causa rara y difícil de comprobar. La hipótesis C es la más compleja e improbable, ya que implica una causa sobrenatural e indemostrable.

4. Elección: 

Se elige la hipótesis A, y se descartan las hipótesis B y C, a menos que haya razones para mantenerlas.

5. Contraste: 

Se comprueba el estado de la batería con un voltímetro o con otro coche. Si la batería está descargada, se confirma la hipótesis A. Si la batería está cargada, se rechaza la hipótesis A, y se pasa a considerar otras posibles causas.

En resumen

El principio de parsimonia es una guía que nos ayuda a simplificar las explicaciones de los problemas o los fenómenos que nos interesan. Se basa en la idea de que lo simple es lo mejor, al menos en la mayoría de los casos. Sin embargo, no debemos confundir lo simple con lo verdadero, ni lo complejo con lo falso. El principio de parsimonia es una guía, no una garantía. Por eso, debemos usarlo con criterio y con evidencia.

El principio de parsimonia es un faro que nos guía a través de la complejidad hacia la claridad y la eficacia. Desde la ciencia hasta el diseño, este principio se ha arraigado en numerosas disciplinas, demostrando su poder para iluminar el camino hacia soluciones elegantes y efectivas. La simplicidad no sólo es elegante; es una herramienta esencial para comprender y navegar un mundo intrincado.

El principio de parsimonia es una herramienta valiosa que puede ayudarnos a comprender el mundo que nos rodea. Nos recuerda que la naturaleza es simple y ordenada, y que las explicaciones complejas deben evitarse siempre que sea posible.

Referencias

Espero que te haya sido de agrado y utilidad este artículo sobre el principio de parsimonia. Si quieres saber más sobre este tema, te recomiendo que consultes estas fuentes:
  • Guillermo de Ockham, Summa Totius Logicae (1323)
  • David Hume, An Enquiry Concerning Human Understanding (1748)
  • Karl Popper, The Logic of Scientific Discovery (1934)
  • Navaja de Ockham - Wikipedia
  • ¿Qué es el principio de parsimonia? - Rededuca
  • Navaja de Ockham - Qué es, definición y concepto | 2023 - Economipedia
  • El principio de parsimonia en la resolución de problemas - Hipertextual
Gracias por leerme. Hasta la próxima.

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