¿Qué es la competitividad?

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Se describe la esencia de la competitividad y su impacto en diversos ámbitos económicos. Desde sus definiciones históricas hasta su relevancia en las cadenas productivas y eficiencia, este artículo te llevará a entender cómo las empresas se destacan en el mundo actual.

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Este post hace parte del tema Teoría de las Organizaciones.

¿Qué es la competitividad?


De acuerdo con García, O. (2015), la competitividad se define como la capacidad de un ente económico para ofrecer un producto o un servicio cumpliendo o rebasando las expectativas de sus clientes, a través del manejo más eficiente de sus recursos respecto de otras empresas del mismo sector.

Lo anterior se concluye considerando que, la competitividad como concepto, proviene de hace más de tres siglos, cuando se iniciaron las teorías de comercio. Smith, A. (1776) en su obra “La riqueza de las naciones”, acuñó el término Ventaja Absoluta, con la cual calificaba a una nación que exportaba determinados productos al precio más bajo en el mundo. Ricardo, D. (1817), en su obra “Principios de Economía Política y Tributación”, sostenía el principio de la “ventaja comparativa”, mediante el cual señalaba que un país exportaba los productos en los cuales registraba los mayores niveles de productividad relativa, e importaba los productos en los que tenía los menores niveles comparativos de productividad.

Más recientemente, Porter, M. (1990) en su obra la “Ventaja Competitiva de las Naciones”, define que “La Competitividad de una nación depende de la capacidad de su industria para innovar y mejorar; las compañías ganan ventajas sobre los mejores competidores del mundo debido a las presiones y a los retos”. Para Porter, la competitividad se logra por la diferenciación o en la optimización de costos (economías de escala). En algún punto declara que la diferenciación no implica ser diferente per se, sino que debe implicar la percepción de otorgar valor al cliente y al consumidor. Entonces, define la Ventaja competitiva como el valor que una empresa logra crear para sus clientes y que supera los costos.

A su vez, Sharon Oster (2000) en su obra “Análisis moderno de la competitividad” establece que “La Competitividad de una empresa es la capacidad que tiene para producir bienes con patrones de calidad específicos, utilizando más eficientemente sus recursos, en comparación con empresas semejantes en el resto del mundo durante un cierto periodo de tiempo”.

¿Cuál es la relación entre la competitividad y la productividad?

Ahora bien, siguiendo la línea de la relación costo-beneficio-valor se llega al concepto de productividad, la cual es la relación entre la producción obtenida por medio del sistema productivo y los recursos aplicados para obtenerla. 

A su vez, esta relación, en términos de unidades de producción y valores en dinero, observada como la diferencia entre el gasto real unitario y el ingreso real unitario, se conoce como eficiencia. 

¿Cómo se mide la competitividad?

Como sea, aunque la base de la competitividad sea por costo o por diferenciación, la competitividad precisa de ser medida en un ámbito macro (nación) o micro (empresa), para lo cual es necesario conocer sus componentes y atributos, tales como la productividad y la eficiencia, así como el grado de impacto de estos. 

Por tal razón, organizaciones como la OCDE, el BM, el BID y otras han propuesto como indicadores para medir la competitividad: tecnología, innovación, mercadotecnia, recursos humanos, capacidades directivas, recursos financieros, cultura, calidad, producción, logística, organización interna, compras, investigación y desarrollo e interacción con proveedores y clientes.

Es importante recordar que el afán de la competitividad está en pasar de ser un producto a nivel de materia prima a ser un producto que ofrece valor diferencial.

¿Cuál es la importancia de la competitividad?

La importancia de la competitividad se observa en los estudios del CPC (2018 y 2019) respecto del índice departamental de competitividad – IDC, dónde se denota que el IDC tiene una correlación por poco directamente proporcional con el producto interno bruto – PIB y el índice de satisfacción de vida, e indirectamente proporcional con el índice de pobreza Multidimensional – IPM.

Competitividad por Clústers

Según Porter, M. (1997), existe una causa directa en la concentración geográfica de empresas que compiten y se complementan entre sí y la generación de ventajas competitivas en una economía global. Tales aglomeraciones económicas reciben desde ese momento, el apelativo de Clusters.

Porter, M. (Ibidem), define que los Clusters son concentraciones geográficas de empresas interconectadas, suministradores especializados, proveedores de servicios, de universidades, institutos de normalización, asociaciones comerciales que compiten pero que también cooperan. 

Son grupos geográficamente densos de empresas e instituciones conexas, pertenecientes a un campo concreto, unidas por rasgos comunes y complementarias entre sí. Por su dimensión geográfica, pueden ser urbanos, regionales, nacionales o incluso supranacionales. Adoptan varias formas, dependiendo de su profundidad y complejidad, pero la mayoría de ellos comprenden empresas de productos o servicios finales, proveedores de materiales, componentes, maquinaria y servicios especializados, instituciones financieras y empresas de sectores afines. 

Suelen integrarse empresas que constituyen eslabones posteriores de la cadena de valor, es decir, canales de distribución o clientes, fabricantes de productos complementarios; proveedores de infraestructura; las instituciones públicas y privadas que facilitan formación, información, investigación y apoyo técnico especializado tales como (universidades, grupos de reflexión, entidades de formación profesional, así como los institutos de normalización. Los organismos del Estado que influyen significativamente en un clúster pueden considerarse parte de él. Por último, en muchos clusters están incorporadas asociaciones comerciales y otros organismos colectivos de carácter privado que apoyan a sus miembros.

La productividad en la cadena productiva

Mojica, F. et Al (2010), exponen que en la actualidad el foco de atención y análisis de las organizaciones no es el de las empresas de manera independiente, sino que se centra es el resultado de la cadena productiva en su conjunto. 

La importancia de las cadenas productivas radica en que permiten tener una perspectiva general de la industria de la que se trata; identificar a sus participantes y la parte del proceso en que se encuentran, se identifican problemas y se actúa donde es necesario. 

Todo esto con el objetivo de mejorar la competitividad y la equidad en toda la cadena ya que las cadenas productivas no sólo deben ser eficientes desde el punto de vista de costos, sino además deben poseer la capacidad de adaptarse a los continuos cambios del entorno y satisfacer los requerimientos del usuario final.

El Dr. Mojica F. et Al (Ibidem) soportan su argumento citando a la FAO (2004, 2006), respecto a que la naturaleza del trabajo y de las organizaciones ha sufrido transformaciones como consecuencia de la globalización de las actividades productivas, las alianzas internacionales, la privatización de sectores públicos, los continuos cambios tecnológicos, la apertura comercial, financiera y política, y la integración global a través de tecnologías de la información y la comunicación, generando un nuevo contexto que ha influido en el estilo de desarrollo económico y social en los países latinoamericanos. 

Con la globalización el sistema de mercado mundial trasciende del intercambio de bienes y servicios a una creciente articulación de las actividades de producción y transformación, con las de comercio internacional, así como una mayor vinculación entre los mercados financieros y productivos. Esto incide en las características requeridas a los individuos, los grupos de trabajo y las organizaciones, para hacer frente a los múltiples desafíos de entornos extremadamente complejos e inciertos.

En este nuevo entorno, la competencia en los mercados mundiales no se presenta a nivel de unidades económicas sino a nivel de cadenas productivas, donde la gestión trasciende de la administración de la producción y de la comercialización, llegando a incluir las alianzas y relaciones entre proveedores, productores y vendedores, formalmente independientes, pero ligados al sistema a través de relaciones empresariales basadas en el conocimiento mutuo y la confianza.

La competitividad y la eficiencia productiva

Según Castellanos, O. et Al (2009), la eficiencia de un sistema se mide por la relación entre el producto o salida y los insumos necesarios para la producción de ese producto. Como criterio de desempeño y competitivo permite la comparación entre sistemas diferentes, entonces, puede aplicarse por unidad de negocio de una misma cadena productiva para reconocer la de mayor eficiencia dentro de la misma empresa, o entre diferentes empresas de un mismo clúster, para conocer el desempeño entre ellas y su potencial para optimizar la creación de valor.

Gomes, A. (2001) establece que la innovación en cadenas productivas permite el aumento de la productividad a favor de la reducción de los costos de producción, es decir se logran ganancias de eficiencia productiva. La eficiencia productiva de cada unidad económica se mide con la diferencia (sustracción) entre a) la relación entre el precio de venta efectivamente logrado y el número de unidades producidas, y b) la relación entre el gasto por los insumos necesarios para su producción – egresos no financieros ni tributarios – y el número de unidades producidas.

Debe observarse que, el sustraendo puede homologarse con el costo real unitario de producción, de tal manera que, si se busca competitividad por costo, el direccionamiento debe tomarle como indicador de referencia, mientras que el minuendo corresponde al precio real unitario por unidad producida, de tal manera que, considerando que el precio es la magnitud por la cual la oferta valora lo demandado, si se busca competitividad por diferenciación, este debería ser el indicador de referencia. 

Ahora bien, ya que cualquier unidad económica propende por un mix de ambos atributos para favorecer la creación de valor, lo ideal es guiarse por el resultado del indicador de la eficiencia productiva. Por último, este indicador conllevará a que un resultado de valor negativo es muy malo mientras que un resultado valor positivo es bueno.

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